BRUMARIA, 'ART WORKERS COALITION'
Un proyecto a tener muy en cuenta dentro del panorama artistico español. Y este es el nuevo aporte de Brumaria:
La Art Workers’ Coalition (1969-70) es con toda probabilidad el grupo de artistas más representativo a la hora de pensar y formular proyectos de reforma radical de sus relaciones con los museos y, por extensión, con lo que hoy conocemos como Institución Arte. La AWC fue un proyecto y una realidad de escaso recorrido temporal que, sin embargo, constituyó en sí misma una extensa y brillante ecuación de intereses contrapuestos, bajo los cuales latía una de las crisis más lúcidas de la modernidad: aquella que comienza a intuir que la autonomía del arte es, en el mejor de los casos, relativa.
Su inveterada conexión con la multiplicidad de acontecimientos culturales, sociales, económicos y políticos que se desarrollaron en los largos años sesenta hacen que cualquier intento de evaluar su significado a fecha de hoy resulte difícil, no tanto por su complejidad interna como por la dificultad que entraña mirar, estudiar y cartografiar una etapa histórica cuarenta años atrás —aquellos años en los cuales el embrión de nuevos sujetos políticos anunciaba un mundo y un futuro mejor y radicalmente distinto— desde unos tiempos, los nuestros, herederos de aquellos pero manifiestamente mejorables en todas y cada una de las premisas y realidades en que la AWC basaba su proyecto y su práctica política. El grupo no tuvo una existencia unificada sobre sus objetivos políticos; sus preocupaciones incluyeron la crítica a la desigualdad racial, el sexismo y las actividades militares de Estados Unidos en Vietnam y en Camboya. Tampoco compartía la AWC las mismas perspectivas artísticas. Entre sus impulsores se encuentra una gran variedad de ideales y prácticas artísticas y estéticas; prácticas que, en gran medida, van a alumbrar los más importantes discursos artísticos de las artes visuales desarrolladas desde entonces hasta nuestros días.
Casi todos los miembros de la AWC, sin embargo, compartían un descontento general con lo que consideraban como un carácter cada día más corporativista y oligárquico del mundo del arte. La Institución Arte ya no se veía como una organización cultural inocua para el público, sino como un conglomerado de intereses económicos e ideológicos en contradicción con los intereses generales de la población, artistas incluidos. La institución, sólo en apariencia, defendía los asuntos estéticos y sociales como algo más importante que los intereses políticos o económicos sobre los que se sustentaba. La postura y la influencia de la AWC con respecto a los asuntos fundacionales planteados fue efectiva de inmediato en Nueva York: grupos que se formaron poco después como el Guerilla Art Action Group (1969), el Ad-Hoc Women Artists’ Committee (1970) y New York Art Strike (1970) estaban en la misma estela reivindicativa en pos de un ensanchamiento significativo del activismo civil. Aunque los medios y las metas de estos grupos eran distintos, el Museo permanecía en la focalización crítica de todos ellos.
Se pueden extrapolar en paralelo entre y sobre las condiciones sociopolíticas en las que estos grupos surgieron y el estado actual del mundo del arte, un mundo sustancialmente distinto en términos cualitativos y cuantitativos. Efectivamente, la crisis económica y las acciones militares de los Estados Unidos en Irak y Afganistán están creando un ambiente que nos obliga a volver a visitar, con quizás más urgencia que antes, muchas de las mismas cuestiones que tuvieron su origen en Nueva York hace cuarenta años. ¿Hasta qué punto representan fielmente los museos e instituciones del arte las preocupaciones estéticas y sociales de los artistas? ¿Cómo debe de situarse el artista frente a la tupida red de intereses económicos y políticos en la que operan los museos y el mercado en la era del neoliberalismo triunfante y unívoco? ¿Cuáles son, si aún nos fuera posible hoy vislumbrarlas, las claves germinales de una posible crítica a la política dominante desde el arte y la estética?
La presente edición de Brumaria, por medio de material documental, material de archivo y la participación generosa de alguno de los protagonistas fundacionales de la AWC, contiene las voces, las acciones y los manifiestos de los artistas mismos. Con ello se trata de recordar al lector la urgencia con la que estos individuos intentaron reformar el mundo del arte y cómo lo iban a hacer, transitando sobre sus éxitos y sus fracasos a través de una práctica hoy por hoy ineludible a la hora de construir una historia del arte contemporáneo ni oficialista ni al margen de las ideas de su tiempo. Hemos incluido además varios textos críticos relacionados con muchos asuntos claves que rodean a la historia intricada de la AWC y sus grupos satélites. Nuestra esperanza, posiblemente ingenua, es que estos textos contribuyan a la apertura de un discurso sobre el que otros pueden seguir derivando conclusiones de esa historia con el objetivo de entender las dificultades actuales a la hora de entender cuál es la naturaleza de las relaciones de los artistas con las instituciones.
Introducción
Julie Ault: Una cronología de una selección de estructuras, espacios, grupos de artistas y organizaciones alternativos de la ciudad de Nueva York, 1965-1985
Lucy R. Lippard: La Art Workers' Coalition
Alan W. Moore: La Art Workers' Coalition: El regreso de la vanguardia
Francis Frascina: Guernica: Intelectuales, disidencia y los Estados Unidos
Julia Bryan-Wilson: La huelga de arte de Robert Morris
Seth Siegelaub y Robert Projansky: Contrato de transferencia y venta de la obra y derechos reservados del artista
Andrea Fraser: ¿Qué es intangible, transitorio, mediador, participativo y está presente en la esfera pública? Parte II
Darío Corbeira entrevista a Hans Haacke
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