MARCOS LÓPEZ
– Revista ñ- Buenos Aires -2004
“Para mí el conflicto es permanente. Los únicos momentos de felicidad, de ilusión, los tuve a los 20 años cuando fui a tomar fotos documentales al lago Titicaca y a Machu Pichu. Me sentía descubriendo América.
Luego todo se acabó. Llegó la “Era Digital” (una verdadera bomba de tiempo...!), el reconocimiento de la fotografía en las arenas del arte contemporáneo, la cuestión de los “Nuevos Medios”... Reconozco que aunque soy uno de los que toca el redoblante en la comparsa, la verdad, es que todo esto me da cierto pudor, me siento un poco ajeno.
Cuando visito los salones de arte multidisciplinarios, o las exposiciones multimedia, a los cinco minutos lo que mas tengo ganas es de encontrarme con algún conocido para invitarlo a huir al bar de la esquina a tomar una cerveza y a conversar trivialidades.
Siento deseos de gritar: “¡Martín Chambi, Grete Stern...! ¡ Sálvenme... Sáquenme de aquí!!!
A veces voy a la Feria de Arco, en Madrid. El sentimiento que predomina es el miedo: cuando regreso en metro, a la noche, al hostalcito donde siempre paro, lo único que pienso es: “¿De que voy a vivir dentro de 10 años, cuando la convalidación de la fotografía en el mercado del arte se termine, si no logré ahorrar nada, ni tengo jubilación, ni obra social?”
Desde que me convertí en “fotógrafo/artista profesional” tuve que acostumbrarme a trabajar transitando el pantano. A caminar por la ciénaga con el agua hasta las rodillas mirándome en el espejo de la contradicción permanente: “Mercado-influencias-identidad-lenguaje-credibilidad-sinceridad-dignidad”.
Las pocas respuestas que tengo me las guardo en secreto. Al fin y al cabo vivo de esto y no tengo porque andar contando la receta. De todas maneras, lo que importa es el gesto poético. Luchar como un guerrero entre tanta insensatez para estar conectado, para estar atento al instante en que una imagen permite que brote la emoción y logra despertar al niño interno para acariciarlo, para aliviar su desamparo. Con amor... Todo esto me pasó el mes pasado, a pocas cuadras de mi casa, en el Museo de Arte Moderno cuando visité una expo de Alessandra Sanguinetti, que habla -entre otras cosas - del pasaje de la niñez a la adolescencia de dos niñas de campo. Esos quince minutos de emoción me justificaron el día. Que es lo mismo que justificar la vida.
Marcos López, Buenos Aires, febrero 2004.
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